La persona que soy.

A veces me doy cuenta de lo aburrida que parece que soy. De que soy una persona que, a ojos de muchos, parezco insignificante. De que soy la típica que siempre pasa desapercibida, a la que nadie mira, a la que nadie escucha, la que parece que nunca está ahí. Esa persona a la que nadie echa cuentas y ni se preocupan de si está metida en los planes o no. Y yo no soy así, al menos eso creo. Puedo ser divertida, alegre, puedo hablar sin parar aunque algunos afirmen que no han escuchado nunca mi voz. Y yo no soy esa persona que muchos creen que soy y, desde luego, no quiero serlo nunca. No quiero ser tan invisible.
Claro que no soy el alma de la fiesta, ni la que dirige siempre a todo el mundo. Claro que me gustaría tener frases ingeniosas a todas horas, y hacer reír a la gente sin ponerme roja. Me encantaría saber que, cuando yo no esté, siempre haya alguien que pregunte “¿Dónde está….?”. Me encantaría que la gente cuando me mirase, me viese a mí, y no a esa persona que todos piensan que soy.